Saturday 18 July 2009







Shlomo Avayou


Lo que queda

I am a part of all that I have met.
Ulysses, Alfred, Lord Tennison

“Entre lenguas e identidades, como un turco perdido en la neblina” fué el título del prólogo de Vigia de largas distancias, la primera antología de mi poesía en castellano, publicada el 2007 en la editorial Juan de Mairena de Lucena. Ahí hablé ampliamente de mis preferencias linguísticas y mis posibles identidades llegando a la conclusión de abandonarlas a todas (turco, sefardita, oriental, judío, israelí, etc). Cada identidad con su problemática, pero todas ellas encarcelándome, encerrándome siempre en lugar de abrirme el horizonte para identificarme con algo más querido y prometedor.
En febrero de 2009, si Dios me da vida, cumpliré setenta años. Muchos de mis poemas tienen, aparentemente, un trasfondo autobiográfico. No es por creer que si lo acontecido es alegre o triste, esto conlleve algún sentido. Nada de esto. Prefiero considerar mis poemas como unos meros esfuerzos para dar un testimonio lo más concreto posible, para hablar sólo de lo que se ha conocido de primera mano.
Con toda la importancia que tiene ser popular y tener un gran numero de lectores, confieso que tengo muy poco o nada de escritor célebre y de éxito. Adopté el arte, y más concretamente la poesía, como éstilo de vida, como mi forma de comprender los ambientes y los tiempos que me tocó vivir. Esto, a mi parecer, no es poco.
De las lenguas que aprendí, mi gran amor fue y sigue siendo el hebreo, que ojalá me quiera la mitad de lo que yo lo quiero a él. Si no fuera el hebreo, creo que adoptaría el castellano como lengua preferida para la creatividad literaria. Es por esto que tengo en profundo aprecio la colaboración literaria con mi buen amigo y excelente poeta Joan Margarit. Sin su buena voluntad, sin su afecto y paciencia, mi problemático manuscrito, escrito en un español hebraizado, este libro no llegaría a ver la luz.
El poema más antiguo de esta antología lleva la fecha de abril del 1966 y el más actual es de mayo de 2008. Entre ambos se extienden unos 42 años de avatares y peripecias: dos matrimonios fracasados, con sus divorcios correspondientes, algunos amores breves y desamores largos, varios trabajos como agricultor, traductor, investigador universitario casual, viajero en Israel, Turquía y muchos países de habla castellana, más de dos décadas de servicio militar, un mes al año, como reservista, algunas guerras y otras escaramuzas. Pero en total, creo que fui y sigo siendo afortunado, privilegiado incluso.
Tengo amigos y amigas de alto valor humano, el arte en general y especialmente la poesía me han dado mucho, algo equivalente a lo que la religión o la filosofía supuestamente dan a sus seguidores. Hoy día vivo como jubilado en Gaash, mi kibbutz, en mi pequeña casa cerca del mar, tomando los cafés del amanecer y del atardecer bajo uno de los árboles de mí jardín. ¿Qué más puedo pedir?

(Prólogo de mi libro de poesía
Cambio de Piel en Estambul)

02 de septiembre de 2008

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