Saturday 18 July 2009

Capitulo 9
EL BARRILETE

"­ Muéranse - les dice en sueños - por orgullosos! El jinete insulta y los policías - una franja roja les cae a lo largo del azul pantalón - blanden sus cachiporras para dispersar a la multitud. Los caballos dirigidos hacia la cerca golpean el hierro contra la basta piedra. No saben que hacer. ¨Que culpa tenemos -relinchan - que esos irresponsables se metan debajo de los cascos, se peguen a las ruedas, se sienten en el eje posterior y pongan en peligro sus vidas? ¨Acaso la culpa es nuestra? - preguntan coléricos uno al otro, agitando pequeños cencerros que les cuelgan del pescuezo. Por entre las piernas de los curiosos se abre camino y corre a casa. No, el no tiene la culpa de lo sucedido. Reímos un poco, es verdad, porque no quisieron llevarme consigo, porque no les caigo en gracia, y tampoco ellos a m¡. Vayanse a todos los demonios - gritó. Pero fue sin querer... Los caballos se paran de pronto en dos patas y el jinete es despedido de su montura, se demora en la grupa, se lastima contra los arreos. Gritos de sus hermanos, su propio horror. ¨ Y que diran en la casa? Mama se desmayara igual que la viuda loca , gritos surgiran de las paredes afuera, el fuego prender en todo el patio...Vecinas vocingleras correran a volcar agua sobre la desmayada, sobre su cuerpo en llamas... David despierta. Su cabeza da vueltas. Entre sus piernas, como una quemadura de verguenza, una mancha que se expande, humeda y nauseabunda, en medio de la sabana arrugada.
Sombrio da vueltas, sin compa¤eros que lo alegren, pateando con la punta del zapato todo lo que se le pone delante, haciendo rodar una lata herrumbrada por la canaleta de los costados de la calleja. C¢mo fastidia ser el nieto bueno, que cumple con las horas de rezo, se cuida la ropa. A su lado pasan brincando los bravucones de la clase, los que marchan delante, primeros en todo juego de azar y de abominacion. Destilan sobre su rostro estrias de saliva mientras amenazan: "te vamos a atar una cinta roja a la cabeza, ninita" y despues, "dinos tu, ¨que te haremos?" Menean las caderas hacia adelante con insinuante movimiento. ­ Canallas, ruines! ­ Sus madres son putas y sus hermanas tambien! los maldice David para adentro. Si pudiera insultarlos a gritos, darles su merecido. Si sus manos no estuvieran aherrojadas por el habito de la limpieza, por su modosidad, hubiera ense¤ado al pu¤o a salir a la batalla. Nino que no presenta combate, su lugar esta en el rebano de los pobrecitos, en el escalon mas bajo de una maldita clase.
Oh, si le crecieran alas para volar lejos de aqui. Alli esta su tio Bojor Januca, viviendo alegremente en la Paris prometida, sonada. Ya desde ni¤o demostro que su lugar no estaba entre los resignados a la pobreza, a quienes todo cambio aterra. Osado y de coraz¢n aventurero como un joven aguila, se presto a ser atado con una cincha, y las calles de la ciudad se le aparecieron como vanales estrechos y la gente del tamano de ratones agrupandose en las plazas, haciendose sombra con la mano para contemplarlo con abierto placer. El padre, es decir, el abuelo Nissim, de bendita memoria, cuyas manos eran fuertes antes que lo venciera la enfermedad, sujetaba vigorosamente la cuerda, tirandola suavemente hacia abajo, y el viento que llegaba del mar a la montana lo manteniaen las alturas del maravilloso celeste, como sobre blandas almohadas. El tio Bojor, que ya desde nino dejo vislumbrar al hombre, ¨que tiene de asombroso que no se haya resignado, como su padre, a sufrir la pobreza huyendo a Francia en un barco extranjero?
-¨Tendria yo el coraje - se complace David en pensar para si - de atarme al esqueleto de un barrilete, para remontarme a las alturas? No, no vio ningun nino remontandose en un barrilete. Solo lo escucho de papa , quien habla siempre con amor y nostalgia de su amigo Bojor. Junto con el paso por el tormento del Talmud Tora, habia entonces mas aulas que ahora, y en su compania se consolo jugando hasta el anochecer. Fue eso mucho tiempo antes de que pusiera los ojos en mama, la mas hermosa de las hermanas de su amigo. Y aunque David sacara fuerzas de flaqueza y se atara. ¨Quien lo sostendria desde abajo? Su padre no juega con el. Ultimamente no rie ni bromea con sus hijos. Por sus continuas coleras mama abandono su trabajo entre los turcos. Consideraba que el escote era demasiado profundo y sus mangas y vestidos mas cortos de lo debido y m s de una vez le amargaba la vida durante dias enteros "Madre, no tiene ningun motivo. Tiene la cabeza llena de telaranas... Es mas celoso que un derviche turco" - se desahoga
Oro con la abuela Perla.
Cuando el padre regresa, deshecho, a su casa, y los pesados cestos empujan hacia el suelo como un asno cargado m s de la cuenta, no se deja caer sobre un banquillo para descansar, sino que corre a refugiarse en la sinagoga, para la oracion vespertina. Como si el lugar en la casa, junto a sus hijos, le fuera estrecho, como si se escurriera de la abuela Perla, la verdadera duena de la casa. De el no puede esperar ayuda. Pero si no puede volar, ¨por que, al menos, no entretenerse con un barrilete de hermosos colores y linda cola, haciendole remontar en uno de los calcinados baldios de la ciudad, donde soplan fuertes vientos? Si no encuentra un socio o un companero, ir solo, llevando en su mano derecha un barrilete con la cola arrastrandose tras el en el agradable susurro.
Dos fuentes se le ponen delante. Mucho vacila y se atormenta. Pasan lo dias en una alucinacion, las noches colmadas de pesadillas. Mas de lo corriente. La abuela oculta las sabanas reveladoras sin insinuar a nadie. David se siente agradecido. Abuela querida, tan generosa, tan discreta. De haber nacido hombre, quien sabe a donde habria llegado. Quizas un gran comerciante, o un respetable administrador de la sinagoga, imponiendo su voluntad a la comunidad entera.
Finalmente, son sus pies lo que lo llevan y sus manos, como si tuvieran voluntad propia, las que cometen el hecho. Y no hay marcha atras. Nada se descubrir , y sea lo que Dios quiera. Meses pasaran hasta que vengan a vaciar el tarro de laton. La pila de monedas en la cocina, que atrae a todos los mendigos los dias viernes, quien le examina y quien la cuenta. Pasan junto a ella grandes y chicos y cualquiera podria...no, nada se descubrir . No sospecharan de el para nada. Y hay que apresurarse en adquirir el hermoso barrilete que se remonte, glorioso, hacia las alturas. ­A toda costa!
Era como si uno de sus suenos se hiciera realidad. Hermosos suenos sobre hallazgos preciosos y raros. Alucinaciones encantadoras que hacen que al abrir los ojos por la manana vuelva a entornarlos para aferrarse a las imaginerias: monedas dispersas una tras otra en su camino, cuestas y sotanos que se abren para revelarse sus tesoros. Las "fadicas", las industriosas ninas de la suerte, que solo desean el bien, que tejen para el preciosas capas, le entregan rollos de tela de seda. " Vendelas, y te haras rico". Le revelan hilos de oro para bordar en recovecos de la pared, en grietas misteriosas. Cada vez, el extremo de un hilo. "Si revelas el secreto, si no dices nada a nadie, podras venir para ovillarte del hilo sin fin todo lo que quieras. Ese don encantado proseguir dia tras dia. Si no pecas con la lengua, enriqueceras a tu familia, redemiras a tu padre de su sufrimiento, todos tus deseos seran cumplidos. Tu, solo manten tus labios sellados". Asi se secretean con el esos seres leves y traslucidos que se encuentran siempre en grupos de tres o cuatro. Dichoso el hombre amado por las fadicas.
En un comienzo obra cautela. Se compra un dulce y lo devora en el acto. Se llena los bolsillos de sabrosas semillas y las parte lejos de la casa, sin convidar a nadie, sacudiendo la sal de los bolsillos, para que no lo delate. La mentira viene en su ayuda. Un aro de hierro por el cual pago su buen dinero, no lo denuncia. "Lo encontre en el camino a la escuela, junto a la "Alliance"...no habia nadie alli. Entonces me lo lleve a casa" - se apresura a explicar, antes que nadie le pregunte. Despues de la mentira, el escondite: un hueso de astragalo, pequeno, que compra de uno de los jugadores m s afortunados de Talmud Tora . Hueso que demostro su fuerza y brindo ganancias y fortuna a todo aquel que lo poseyo. Despues que se ejercite bien, y sepa c¢mo arrojarlo, se incorporar al circulo de jugadores empedernidos. A todos sorprender . Se llenar los bolsillos a cuenta de ellos. Se moriran de envidia. Le suplicar n que les de un centimo en prestamo. En lo hondo de su saco de utiles esconde la pulida taba, de color entre amarillento y castano.
Y asi, de triunfo en triunfo, hasta que toma una resolucion mas grave: con las monedas que va extrayendo con corazon palpitante de su escondite en el olvidado armario de los utensilios de Pesaj, se compra un barrilete. Esconde el colorido objeto en el sotano de carbon del negro Salomo, quien jura guardar el secreto y se hace c¢mplice del gran delito. Juntos lo sacaran del barrio y haran con el maravillas, lejos de ojos curiosos y lenguas delatoras. David compra una pequena flauta de mercachifle turco quien canta: "Quien paga el dinero, tocar la flauta" y en ese modesto instrumento celebra su triunfo. Los sonidos cuentan el lenguaje cifrado de su exito, expresan el placer del doble robo.
El patio grande esta desierto de ninos. Los duenos del edificio empezaron a vaciar a lo ancho del patio franjas de cemento. Colocan un dique de tablas en forma de una piscina, volcando dentro de ella una mezcla de pedregullo y arena con cemento y agua. La mezcla se seca hasta la manana siguente en que se retiran las tablas. Forman entonces una nueva barrera y vuelven a vaciar. Ninos y gatos son mantenidos a raya para que no pisen el cemento fresco. Pero estos ultimos regresan al patio de noche, al amparo de la oscuridad, por techos y canerias, e imprimen una y otra vez sus huellas sobre el cemento fresco. De esta manera afirman su senorio y su derecho a instalarse alli.
Esos gatos se lo permiten todo. Conocen al dedillo las costumbres judias. Su astucia se afila en visperas de Shabat o fiesta, en el revuelo de los preparativos en las cocinas y mesadas de trabajo. Los mejores pescados logran arrebatar entre las piernas de las cocineras colericas y vocingleras. Y como si nada fuera entran a la casa junto con los hombres que regresan de la sinagoga, para la comida festiva en el seno de la familia. Sus colas se envuelven en las piernas de los ninos para atemorizarlos.
Nadie los expulsar abiertamente, pues, quien querra provocar a los malignos, que viven en las entranas de la tierra, y solo buscan un pretexto para danar a loa humanos. Se ofenden con rapidez y se apresuran a vengar su ofensa. Basta ver los ojos de los gatos para sentir la proximidad de los dichos en metamorfosis. Los perros son seres sencillos e ingenuos, odiados por los malignos que detestan tambien sus ladridos. Estos no merecen de los habitantes del patio un buen trato. Por el contrario, se los considera seres impuros. El hombre es desagradecido. Respeta a quien teme, y a su aliado, el fiel perro, lo patea o le arroja una piedra.
Tarde de gracia y de fatiga bendita. Lejos de la escuela, de las ofensas de sus violentos protectores. El segundo ano de estudio se arrastra con lentitud y solo la promesa de la proxima vacacion de Pesaj alivia un poco la congoja. Aire suave y placentero. El piso de cemento que se va formando, franja tras franja, invita a sentarse. Para la fiesta el trabajo estar terminado. Como los obreros se fueron, David se sienta sobre una de las franjas de cemento ya secas. Pequenas piedrecitas asoman por la superficie gris que cuajo. Dentro del bolsillo siente, calida, a la pequena taba, entre monedas amadas y prometedoras. Soba y soba la taba, y acaba extrayendola para a acariciarla, para llenar con ella los ojos, vercomo cae, en que medida es capaz de obedecer. La tentacion de jugar se apodera de el poco a poco, sobrepondiendose al temor y a la cautela, a la prudencia conveniente, sabia.
Su lugar esta entre los espectadores, no entre los jugadores. Entre quienes contemplan desde un costado al hueso de la suerte rodar sobre sus caras, entre los que observan con ojos ansiosos y corazon anhelante, pero no arriesgan. David amontona sus monedas a uno y otro lado en pequenas pilas y juego a gusto contra si mismo. La sombra de uno de los arboles jovenes, plantados no hace mucho, otra de las novedades del patio y sus habitantes. Sin el pavor de los bravucones , sin peligro de perder su dinero, se sume en el placer robado del juego.
Como una mordedura de vibora asi le golpea el agudo dolor en el lobulo de la oreja. Impulsado hacia arriba, su respiracion se corta y un quejido se le queda atragantado en el garguero que se cierra. La grosera realidad se aduena de la parcela de imaginacion que va enrollandose rapidamente: - He aqui el libro de Salmos - silba la vibora sobre su rostro ardiente de verguenza y sorpresa. ­ Libro de salmos de un nino temeroso de Dios! proclama la voz ante un jurado invisible, pronto a dictar su sentencia a ser quemado de inmediato.
Una mano flaca y colerica no suelta el lobulo de la oreja, que parece a punto de desprenderse. A traves de las lagrimas que brotan David identifica el vestido azul oscuro, de luto, de la abuela, y ve su rostro ardiente y su revuelto pelo blanco por encima de su frente. Espantoso angel de venganza.
- Yo no hice...yo no...tartamudea en su llanto. La taba queda atras como tambien las monedas que a todos haran el relato de su innoble crimen. Todo se vino abajo, todo.
- Te comportaste como el mas desalmado forajido...- bisbisea con asco -. Una vibora hipocrita crie en mi seno, buena gente - vuelve a proclamar ante el jurado, detras del sentenciado a la pira. Lo arrastra a casa como a un trapo despreciable.
Alli, dentro de la casa, recien alli, se inicia el juicio, que lo incluye todo, interrogatorios y pellizcos, miradas cargadas de desprecio y preguntas en rapida sucesion. Reproches duros como tendones y castigo horrendo. La casa con sus gruesas paredes, el cielorraso con sus vigas y las ventanas con sus celosias enrejadas, todos se aunan para caer sobre su cabeza con gran estrepito.
Hace una semana que duerme en el cuarto de los padres. Su hermana le cedio parte del lugar en el colchon. Siempre amargada, regozando: siempre soy yo la que paga el pato, siempre...Encogete en una esquinita, dale lugar a su hermanito menor... Papa la hace callar con un grito leve. Vergonzosamente fue expulsado de la vecindad de la abuela, en cuyo colchon solia dormir. Salio al exilio. Ahora se encuentra sobre el piso de la habitacion de sus padres. No le es facil dormirse. Cierra los ojos y ahoga sus suspiros para que no lo escuchen sus hermanos y no se rian de su desgracia. "Nuestro santito peco ¨eh? - se divierte Rafael a su cuenta.
Mucho meneo de cuerpo, ojos cerrados, haciendose el que reza. Pero a escondidas mete la mano en la alcancia de Rabi Meir de los Milagros, roba las monedas de los mendigos. A otro ya lo hubieran atado a la pared y dado de latigazos en la planta de los pies, pero a ese falso santito le perdonan todo..."
- Soy un corrupto - piensa, desalentado, David, dentro de la silenciosa oscuridad - Soy un perdido, al que solo espera el fuego del infierno. ¨Quien que haya inferido una ofensa a Rabi Meir salio con bien? ¨Alguna vez merecio la absolucion quien robo del santuario? Mas hubiera valido que su tentacion lo llevara a robar pescados del mercado, o a meter mano en las bolsas de sus condiscipulos, hacer toda ruindad posible pero no tocar el dinero de la caridad. No entiende y no recuerda y no puede imaginar que ocurrio y que lo impulso a hundirse tanto en el pozo del pecado en el que se encuentra ahora. ¨Podra alguna vez purificarse? ¨Habra penitencia para el? Y como riendose de su desgracia, le mortifica la estupidez de su accion: ­ prodigio de inteligencia! ¨No encontraste otro lugar para el dinero robado que el armario de los cacharros de Pesaj? ­ En pleno mes de Nisan! Soberano imbecil...ni siquiera llegaria a ser un buen ladron. En su lecho de tormento, David siente afluir ardientes lagrimas. ­ ¡Oh, la verguenza, la gran verguenza!
¨Quebrar asi el corazon de la abuela Perla, que tanto hizo y hace por el? ¨C¢mo pudo inferirle ofensa semejante? Toda su ambici¢n era encontrar rescate para el alma de su hermano, cuyo nombre le dio. Nadie puso en duda este derecho suyo al nacer David, dos semanas despues del fallecimiento de su querido hermano menor. Para salvarla de la suerte de las criaturas que la precedieron la entregaron a unos vecinos ricos, que no se mudaron a los nuevos barrios. Era una familia de cohanim, estrictamente observantes de la religion y de la cabala . El abuelo de la familia habia sido astrologo en la corte del Sultan, hasta que cayo en desgracia y la madre del sultan dio orden que se le exilara a nuestra ciudad, lejos de la capital. Los cohanim la tuvieron en su casa y la criaron y educaron dentro de sus costumbres y modales hasta el d¡a de la boda. Despues de que ella fuera salvada de la muerte, nacio otro hermano, que sobrevivio y llego a hombre. Entre dos casas se crio, la de sus padres pobres y sus padres adoptivos ricos; dos mundos completamente distintos uno de otro, si bien se desarrollaban uno frente al otro.
David escucho innumerables veces la historia del hermano, en
distintas versiones. Ese hermano que no llego a tomar mujer, que no tuvo un hijo que dijera kadish por su alma, alma solitaria arrojada nuevamente al lodo para rodar por el hasta que encuentre rescate. "Era un buen muchacho - dijo una vez el abuelo Nissim a su yerno, Shemuel, en una de sus amigables confidencias - Era un hombre recto ese cunado mio, de bendita memoria, si no fuera por la tentacion del juego que lo devoraba. Con un trabajo como el de el, como antiguo empleado de una casa de vender tabaco, podia haber llegado a ser hombre de fortuna...pero el viernes por la tarde recibia su salario y el domingo por la noche ya andaba sin un centimo en su faltriquera. Una vez gano una gran suma y se compro una cama con dosel. ¨Que lo indujo, un solteron, a comprarse una cama matrimonial? El dinero facil, el dinero que viene del dado, oscurece el entendimiento del hombre. Al cabo de una semana tuvo que venderla, con colchon y todo. Empezo a dormir en el suelo. Alli lo encontro el escorpion que le instillo en el ojo el veneno fatal. Con grandes sufrimientos se fue de este mundo".
Cómo se esforzo ella en alejarlo de los ninos jugadores. Le tenia prohibido acercarse a los vecinos que jugaban a la baraja. No puede alegar entonces, que no fue prevenido. Setenta y siete veces se le advirtio, precisamente dentro de ese pozo vino a caer. Soy un desagradecido. Una profunda herida te he causado, noble y querida abuela. ¨C¢mo podre reparar el dano? ¨Me perdonaras? No, no querra volver a verlo. No aceptara recibirlo nuevamente para dormir con ella en sus habitaciones. Si pudiera borrar y olvidar todo el maldito asunto, levantarse una manana con el alma purificada.
David se sorprende de la reaccion moderada de su padre, que le resulta insolita. Hacia el exterior est tranquilo y el rostro aparece hermetico, pero de noche, despues de apagar la luz, cierra cuentas, susurrando, con su mujer. David se hace el dormido y permanece rigido tratando de adosar un sentido a las palabras atropelladas, impetuosas. Que deje tranquilo al chico, por que lo sofoca. Y c¢mo no se pregunta a el, al padre, a quien corresponde el derecho de juzgar y castigar, que hacer con el chico que peco..."Es culpa tuya que se haya empenado en venir aqui...En casa de mi madre las cosas no hubieran llegado a este punto".
- Otra vez te afanas en despertar muertos de sus tumbas...no me hagas acordar de tus beatas hermanas...bisbisea la madre con voz ahogada y colerica -. No me recuerdes a las viboras. No creas que me olvide. Cada sonrisa mia les molestaba. Con sus malos ojos lo destruian todo.
Y giraban sobre si mismos al unisono, quedando espalda contra espalda, mientras la cama chirreaba y suspiraba debajo de ellos, con insufrible congoja...
Despues de varias noches de calma nuevamente estallan los gritos de la pobre Bojora. Por lo visto el marido se emborracho, o ella hizo algo que no debia, y el le pega y blande el cuchillo. Sus chillidos son los de una vaca que huye del matadero. Llanto de ninos. Palabras precipitadas de vecinos que corren en tren de salvataje, a apagar el incendio. De no haber sido la abuela Perla, que m s de una vez los reconcilio, la hubiera echado de su lado hace mucho tiempo...Poco a poco el alboroto se quieta, se aleja, se ahoga. Acabar por degollarla de verdad - se dice David estremecido por la sola idea. Le abrir el vientre con un cuchillo y ella continuar su carrera, gritando, hasta caer igual que una gallina a los pies del matarife del mercado. Nadie sabra si grita de pavor, o por el dolor de los tajos. La noche destrozada vuelve a unir sus retazos, la calma torna poco a poco a su alma, si bien la aprension no le deja, pues no se sabe que mas ir a ocurrir hasta que amanezca. Hasta que amanezca...
Pasando los dias, el temor de ser delatado va amainanado. Mama fue la primera en enunciar la posibilidad: informar al senor Israel Bot¢n acerca de la mala accion de David, la profanacion del dinero de caridad, el senor director, como educador, le dara el castigo adecuado. La abuela se lo impide. Est en juego el honor y el buen nombre de la familia. Y si lo echan del Talmud Tora ¨que haremos con el aqui? ¨Acaso tu marido puede pagar los honorarios de la Alliance?
En el aula, los ojos de David la pasan, corriendo, de la pizarra a la puerta de madera. Si en medio de la leccion esta se llega a abrir para dar paso al bedel, con la orden de comparecer en el despacho del director, se morir en el acto... La tierra se abrira para tragarlo tal como se abrio para tragar a los opositores - hostigadores del santo rabino Palacci...No, simplemente se tirar por la ventana, saltar hacia abajo y huir a las montanas para hacerse asaltante de caminos. No volver al hogar. El no se dejar poner en la picota, ser llevado por el director de aula en aula, con una cinta verde en bandolera luciendo la inscripcion en blanco: "Soy un ladron". A el no lo conducir el bedel, escudero del director, a la vista de los ninos de la escuela, como un prisionero llevado al patibulo. En los suenos nocturnos saltan frente a el blancas letras de fuego que se le cruzan en el camino para infundirle pavor: "Soy un ladrón" "Soy un ladrón". Una nauseabunda cinta verde le aprieta el cuello y lo muerde como una vibora. "Asi se hara a todo aquel que echa mano a los bienes del proximo" - proclama el director, que es un hombre muy alto con rostro oscuro, como los vidrios de una casa donde no se encendio la luz. Los ojos de los ninos de la clase, aquellos que se alegran con su desgracia, lo penetran con su desprecio. Las fuerzas del pobre pecador se van agotando y el rostro va asumiendo todos los colores del arco iris.
El cacharro remendado no se compara con uno nuevo que no conocio el dolor de la rotura. A lo largo de los trozos que se funden, tiembla y palpita la posibilidad de la reincidencia. La sospecha sento sus reales y es como si algo se hubiera perturbado en la claridad de los ojos amantes. Pasan lo dias, y con la primavera que va avanzando hacia el verano no vuelve a ella el amor por su nieto como antano.. ¨Piensa todavia en su traicion? No es su nieto como todos los nietos, sino su propio hermano, despojado de su forma primera y encarnado en otro cuerpo. ¨Podra hacer caso omiso de su hermano por mucho tiempo? ¨Podra Rafael, con astucia, heredar el lugar evacuado por David en el corazon de la abuela? Ciertamente que no. En una ocasion un gato arrebato un pescado enorme de la cocina de la abuela. Esta lanzo un grito, mientras el enorme cuchillo se le quedo temblando en la mano. Rafael, como un heroe de cine, salio a la carrera, salto de un salto todas las vallas de hierro hasta el patio del rabinato , y no cejo en su persecucion hasta regresar con el pescado salvado brillandole en la mano. Desenvuelto y encantador, con las vecinas y sus hijas cacareando y revoloteando en torno suyo, se acerco a la abuela y poso la presa con gracioso ademan, en la falda. ¨Creia acaso que en merito del pescado recuperado, olvidaria sus pecados y lo haria objeto de su preferencia? Si es sabido que va con sus amigotes al futbol, sin importarle la profanacion del Shabat. Por culpa de los pecadores de su laya jamas llegara a la rendicion. En el club de boy scouts se engalanan con sus uniformes, tambores y hermosos banderines color purpura, encienden hogueras antes del ocaso del Shabat... junto con los muchachos gentiles cometen este y otros tipos de abominaciones...La abuela desespero de el hace tiempo. No es ese hermano suyo apuesto y alocado, la respuesta a sus plegarias ni el depositario de sus esperanzas.
Salomo el negro, ignorante de los apuros que paso, viene con toda inocencia a proponer una salida. No tiene sentido postergarlo mas. Esta resuelto a extraer el barrilete de su clandestinidad. "Un domingo tan hermoso, lleno de sol, no se da siempre. Atrevamonos a salir del barrio". La taba de la suerte y el resto de su dinero se perdieron en el dia de marras, y en el alboroto quedo olvidado el barrilete, que siguio sufriendo en la oscuridad humeda, en medio del carbon y del tizne. Cómo no penso en su tesoro, en ese fruto de su doloroso y degradado amor a su buen barrilete, hijo de su tremendo pecado. David y su amigo se acercan con toda la cautela debida. Uno de ellos abre la trampa para extraer al prisionero de gracil cuerpo y hermosa cola y el otro se queda vigilando para advertir la presencia del enemigo. Pero, ay, al salir Salomo de la cueva, con las canas cruzadas y bamboleantes, no se puede reconocer en esos miserables restos la gloria y la grandeza de otrora. Los ratones oyeron el papel y los hilos y solo quedo del barrilete ese lamentable desperdicio. La mano de Dios - piensa David, vencido - ¨Y que? podia esperar beneficio del dinero mal habido? Ay de los ojos que contemplan la perfecta venganza de Rabi Meir de los milagros.
Todo el patio se sume en el duelo. No se sabe c¢mo, pero la noticia llego. Las malas noticias se abren facilmente camino. Moise Shujami, el apuesto gorrero, encontro su muerte en las profundidades del oceano. El capitan traicionó a los muchachos, todos desertores, en su camino clandestino hacia Palestina. En la vecindad de Chipre, asi se susurra, los obligó a abandonar el barco, pretextando el temor por los ingleses. Inútiles fueron todas las súplicas. Precisamente aquellos que no sabian nadar llegaron sanos y salvos a la costa, y el valiente Moise y su amigo, que no cupieron en el bote, trataron de alcanzar la costa a nado. Nadaron m s de un dia y una noche hasta que fueron vencidos por las olas. "Mi hijo vive todavía, su cadáver no se encontró - se empena la madre en convencer. Por la fuerza le hacen guardar el duelo, no permite que le rasguen el vestido - "Con mis unas le arrancare los ojos al capitan. Ahora mismo me voy a contarlo todo a la policia". Todos se esfuerzan por hacerla callar, pues las paredes hablan, y los pajaros llevan la delación.
David observa estrictamente sus horas de rezo. Va con su padre y su hermano a la oracion matutina, y por la noche no falta a los dos rezos vespertinos. Hasta la sinagoga "Bikur Jolim", en la calle Ergat Bazar, llega para expiar sus pecados. Sube las escaleras, que son muchas, con el corazon ansioso, esperanzado. El bedel agita la alcancia de caridad: "Aceptado con favor, aceptado con favor", responde a cada centimo. Los últimos orantes se van y ya en la calle se despojan del solideo, para no llamará la atención. Pero David se demora junto al Rollo de la Ley enfundado, besa y acaricia el suave terciopelo. Hay en el mundo quien perdona, hay quien acepta la penitencia y la expiación. David hace su solemne promesa. En el próximo verano trabajar . Ya es grande y tiene experiencia, y devolver a Rabi Meir y sus mendigos el doble y el triple de lo robado. Al salir echa David, sonrojadas las mejillas y la mirada clavada en el suelo, una moneda en la alcancia de lata. El bedel levanta asombrado sus cejas, como si quisiera preguntar algo. "Aceptado con favor"- le grita finalmente al niño, que se aleja rápidamente.
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