Thursday 16 July 2009


Bar Yojáy, figura clave
del misticismo judío

Shlomó Avayou

Como ocurrió en la poesía griega con la obra de Homero, en los orígenes de la poesía hebrea -es decir, en la Biblia- también aparecen las obras maestras de la lengua que servirán como modelo para un sinfín de generaciones futuras. Los Salmos, el Cantar de los Cantares y otros capítulos de este gran libro, son reconocidos como obras ejemplares del patrimonio humano.
Atravesando casi un milenio más de creación poética hebrea de discutible valor estético, la segunda época de oro de esta literatura se produce en la península ibérica. En forma bastante esquemática, se puede decir que los siglos IX y X de la España musulmana sirvieron como aprendizaje para el florecimiento que se manifiesta durante los tres siglos posteriores, mientras que los siglos XIV y XV, ya bajo el dominio de la España cristiana, representan un período de decadencia caracterizado por una producción poética inferior a la de la Andalucía musulmana. En otras palabras, casi doscientos años antes de la expulsión de 1492 las letras hebreas ya estaban perdiendo vigor y originalidad.
Entre las cumbres poéticas de Sefarad y la aparición, en Europa, durante la segunda mitad del siglo XVIII de la literatura hebrea laica y moderna, tenemos una poesía derivada de la hebrea española, humilde seguidora de los maestros anteriores. Las únicas luces de originalidad y de vigor creativo en este pobre valle son los himnos inspirados por la Cábala, es decir, por las distintas corrientes del misticismo judío. Una figura clave de esta poesía será Moisés Israel Najjara (1555 – c.1625). Dentro de este panorama, Rabí Shimón Laví, autor del “Himno a Bar Yojáy”, puede considerarse como uno de los nexos entre Sefarad y la diáspora posthispánica.

* * *
Himno a Bar Yojáy

R. Shimón Laví (siglos XV-XVI)

1. Bar Yojáy, bienaventurado tú, ungido con aceite
2. de alegría por tus compañeros.

[Esfera Maljút =Realeza]
3. Bar Yojáy, del atributo de santidad fuiste ungido,
4. por un sagrado aceite de unción,
5. llevaste la diadema de la corona santa
6. cubriendo tu cabeza, como un adorno.

[Esfera Yesod =Fundamento]
7. Bar Yojáy, el día de tu huida ocupaste la morada
8. del bien, aquel día que escapaste
9. para refugiarte en la rocosa gruta.
10. Ahí te investiste de majestad y esplendor.

[Esfera Netsaj, Hod =Eternidad, Esplendor]
11. Bar Yojáy, árboles de acacias erguidos
12. estudian las Ciencias divinas
13. con una luz de allende, refulgente, arden.
14. He ahí que te enseñan tus guías.
Negrita
[Esfera Tiferet =Gloria]
15. Bar Yojáy, y al vergel de las manzanas
16. subiste para recoger esencias.
17. Secretos de la Torá, botones y flores.
18. “Crearemos un hombre”, fue dicho por ti.

[Esfera Guevura =Poder]
19. Bar Yojáy, te ceñiste con fuerza y luchaste
20. en nombre de la Ley,
21. sacaste la espada de su vaina,
22. desenvainaste contra tus perseguidores.

[Esfera Jessed =Bondad]
23. Bar Yojáy, al sitio de las piedras de mármol
24. llegaste frente a Aries, Gran León;
25. alcanzaste la cima de la Osa Mayor.
26. Contemplas, ¡y nadie te concibe!
.
[Esfera Bina =Inteligencia]
27. Bar Yojáy, en el Sacrosanto, una Raya Verde
28. renueva los meses del año,
29. las Siete Semanas, el misterio de los Cincuenta.
30. Te ataviaste con los secretos del Shin.
.
[Esfera Jojma =Sabiduría]
31. Bar Yojáy, Yud, Antigua Sabiduría,
32. contemplaste Su gloria interior.
33. Treintidós senderos, inicios de la ofrenda.
34. Tú, querubín, ¡luz ungida, esplendor!

[Esfera Keter =Corona]
35. Bar Yojáy, Luz prodigiosa, sublime altura;
36. sentiste temor de contemplar su intensidad.
37. Misterio. Nada es Su nombre.
38. Disertas, ¡y nadie te percibe!
.
39. Bar Yojáy, ¡bienaventurada tu madre!,
40. ¡bienaventurado Pueblo que aprende de ti!,
41. ¡bienaventurados los que descifran tu misterio,
42. investido con las preciosas piedras del Pectoral!

Traducción del hebreo: Rafael Encaoua y Shlomó Avayou

* * *
El autor

Rabí Shimón Laví (nació en España en 1480 y falleció en Trípoli, c.1580), fue una de las grandes autoridades rabínicas de la generación de los expulsados de España. Versado en los estudios talmúdicos y cabalista venerado en Norteáfrica, Laví escribió el libro Ketem Paz (= Oro Luminoso), cuyo contenido se alude en el título: P = Perush, es decir, comentario, y Z = Zohar, el gran libro de la Cábala, escrito por Rabí Isaac de León en el norte de la península ibérica durante el siglo XIII.
En la versión hebrea del himno, siguiendo las palabras “Bar Yojáy”, aparecen insertas las iniciales del nombre y del apellido del escritor, de acuerdo con el uso antiguo entre los poetas medievales.
Disponemos de algunos datos sobre el autor: perseguido por la Inquisición, escapó de España a Norteáfrica. Como víctima de una obstinada persecución religiosa, no es difícil comprender su identificación con el héroe de nuestro himno. Con la intención de instalarse en la Tierra Santa, incorporada en 1517 al tolerante Imperio Otomano, salió hacia el Oriente. A su paso por Trípoli, en Libia, se escandalizó por la precariedad cultural de la comunidad judía del lugar, en comparación con las de España, Marruecos o Argelia. Para contribuir a elevar el nivel religioso y cultural de las comunidades asentadas en Libia, se radicó allí por casi cuatro décadas.

Entre la historia y la leyenda

Según el uso conocido entre los antiguos, quienes para revestir a su obra de autoridad negaban su autoría atribuyéndola a un sabio eminente del pasado, Isaac de León insistió en que el autor del Zohar, fue R. Shimón Bar Yojáy.
¿Por qué, precisamente, este sabio de la época romana? Es probable que la razón tenga su origen en la leyenda de la persecución de Bar Yojáy y su refugio, junto con su hijo, en una cueva. Resguardados de los romanos, sobrevivieron gracias a un diminuto manantial de agua y a un árbol de algarrobo que ocultaba la entrada. Ahí estudiaron la Torá durante trece años. Esta experiencia le proporcionó un halo de recluso, receptor de secretos místicos y venerado gran maestro para generaciones de cabalistas hasta hoy día.
El histórico R. Shimón Bar Yojáy, vivió en el siglo II D.C. y fue uno de los Tanaím, es decir los sabios compiladores de los seis libros de la Mishna (c. 200 D.C.), obra fundamental que servirá de base al Talmud (c. 500 D.C.) y escrita en Palestina en un hebreo de refinado estilo que enriqueció la lengua y amplió el reducido vocabulario bíblico.
Bar Yojáy fue uno de los discípulos de Rabí Aquiva, favorecedor del mesiánico y legendario Bar Kojbá, comandante de la última gran rebelión (años 123-125 D.C.) contra el Imperio Romano.
El emperador Adriano, harto de la resistencia judía, que estallaba una y otra vez, reaccionó con firmeza y crueldad. Aparte de grandes matanzas y el exilio masivo de los rebeldes, siguió la política de aniquilar la identidad del pueblo judío y de su patria, conocida hasta entonces como Judea y Galilea. El emperador romano optó por la denominación de Palestina en honor a los filisteos, enemigos de los bíblicos israelitas desaparecidos varios siglos antes. Además, la dividió en tres: Primera, Segunda y Tercera palestinas. Jerusalén fue bautizada como Ilia Capitolina, y bajo el castigo de muerte se prohibieron la circuncisión, el estudio de la Torá y se aplicaron otros medios para borrar la identidad de los vencidos. Un gran numero de viejos sabios, que guardaban en su memoria las tradiciones orales, fueron torturados y ejecutados.
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La versión castellana

La traducción de un himno, cuyo original hebreo oculta bajo su lenguaje exterior una miríada de alusiones místicas descifradas sólo por los iniciados, no es fácil.
En el proceso de traducción del texto transcrito, hecho conjuntamente con Rafael Encaoua, miembro de la comunidad sefardí de Caracas y buen conocedor de la literatura rabínica, nos hemos servido de la traducción al francés y de las excelentes interpretaciones de las alusiones místicas registradas de boca de su maestro norteafricano, Prof. Rafael Benizri, hoy residente en Bélgica.
Aparentemente, los nombres de las esferas que encabezan cada una de las estrofas del himno fueron agregados más tarde por comentaristas del “Sidur” sefardí (=el libro de los rezos). Las esferas son las emanaciones de la manifestación divina en el universo, concepto fundamental de la filosofía neoplatónica integrada, con otros elementos antiguos, por la Cábala.
Sin intentar agotar el contenido oculto del himno, o aclarar todas las alusiones, simbología y términos cabalísticos, me limitaré a estas pocas anotaciones:

verso 5
La diadema de la corona se refiere, probablemente, a los “Tefilín” (=las cintas de las filacterias en las que, al rezar, el creyente envuelve su brazo izquierdo y su cráneo).

verso15
El vergel de manzanas significa el Jardín del Edén, el paraíso.

versos 21-22
En las palabras sacaste la espada de su vaina no se refiere tanto al acto de levantar armas contra los romanos, como a la gran proeza de Bar Yojáy, quien recurrió al contenido místico (la espada) oculto en la Torá (la vaina) para alentar la resistencia del pueblo judío frente a sus perseguidores.

versos 23-25
Bar Yojáy atravesó lo aparentemente opaco: las piedras de mármol y logró vislumbrar las transparentes alturas superiores a las constelaciones, privilegio negado a la percepción de los mortales comunes.

verso 27
La Raya verde puede estar relacionada con los ciclos lunares, que son, junto con el ciclo Solar, la base del calendario y de las fiestas judías.

verso 29:
Las Siete Semanas y el misterio de los Cincuenta se refieren al número de los días del “cómputo del Omer”, que comienza en el segundo día de Pesáj (Pascua): Siete semanas hasta la fiesta de Tabernáculos (Shavuot, semanas, en hebreo,). Al día siguiente, día cincuenta, Moisés recibió la Torá en el monte de Sinaí. En virtud de que en los primeros treintidós días de este cómputo una gran cantidad de discípulos de R. Aquiva murieron en la rebelión, los sefardíes de hoy no consideran estas fechas aptas para festejar bodas.
En el día treintitrés (=Lag baOmer, en hebreo) se festeja “la Hilula de Bar Yojáy” sobre su tumba, ubicada en Merón, en la Alta Galilea. Con este motivo se encienden fogatas en las afueras de la ciudad en imitación al antiguo uso judío de comunicar con las “nuevas lunas” del calendario y los niños se arman con arcos y flechas como los guerreros valientes de Bar Kojba.

verso 30
Los misterios del Shin, la penúltima letra del alfabeto hebreo, aluden a dos de los nombres de Dios: Shaday ( la Shin de las filacterias) y Shalom.

verso 31.
Yud, la primera letra del tetragrámaton (=el nombre de Dios), simboliza la Sabiduría Primordial consultada por Él cuando creó el mundo.

verso 33
Los treintidós senderos se refieren, entre otros aspectos, al valor aritmético de las letras de Lev (corazón, en hebreo), superior al intelecto en la contemplación de lo oculto.

verso 42
Las piedras preciosas del pectoral que llevaba el gran sacerdote del templo en Jerusalén servían como un oráculo adivinador. De allí que a Bar Yojáy se le atribuya el don, casi profético, de intuir los mensajes de la divinidad ocultos dentro el aparente texto literal, exterior, de la Torá.

El himno a Bar Yojáy, además de ocupar un lugar preeminente en la litúrgica consagrada, goza de una enorme popularidad entre los sectores humildes de judíos orientales y sefardíes, quienes lo recitan de memoria acompañado de varias melodías. Los norteafricanos, por ejemplo, lo conocen como himno del Sábado, mientras que los sefardíes balcánicos lo canturrean en la conmemoración de los muertos.
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